Torre y ruinas de la Iglesia de San Pelayo

Edificio mudéjar

Esta franja de Tierra de Campos fue lugar pretendido por el reino de Castilla y el Reino de León, en sus constantes contiendas y refriegas fronterizas. Así esta iglesia fue levantada entre los siglos XIV y XV sobre Palacio–Fortaleza de los siglos XI y XII, como lo demuestra la existencia aún de ventana saetera, en la parte posterior, así como el interior de la torre, que muestra tapial en la primera altura, de donde parte el segundo cuerpo de ésta ya con vanos o arcos.

La Planta: Tiene 620 m2, que en su extremo sur servía de cementerio como era la norma en todas las iglesias de la época. Contaba con nave central y naves laterales. Los restos de los arranques de los arcos de las naves que aguantaban las bóvedas, se apoyan sobre basamentos de sillería de piedra. Dichos arcos pueden ser considerados en su última intervención como clasicistas de mediados del siglo XVIII.

La Torre – Campanario: De 28 metros de altura, de fábrica de ladrillo mudéjar con basamento inicial de sillería. Conserva íntegramente su altura, con un escalonamiento marcado en cada uno de sus cuerpos, respectivamente, con tres, cuatro y cinco vanos, algunos de ellos cegados. Cada cuerpo aparece rematado por un friso de esquinilla, así como por un alféizar que absorbe el cambio de planta, a través de un friso de pecho de paloma.
“Con su sobria decoración mudéjar y sus tres pisos de vanos, intenta disfrazarse de palomar, para alejar su aburrimiento. Pero quizá por respeto, las palomas no se acercan hasta los nidales de sus campanarios varios. Al pasar junto a ella, compadecidas, las nubes revolotean, como palomas grises que intentaron ser blancas”
(Antonio Corral Castanedo, Villa por villa. Viaje a los pueblos de Valladolid)
“Si quieres saber las semanas del año cuenta los ventanajos de San Pelayo”
(Refrán popular)


Una de las consecuencias del éxodo rural es el abandono de las iglesias que hoy día permanecen abandonadas, y en muchos casos en un estado lamentable. Por eso el Grupo de Acción Local de la Iniciativa Comunitaria LEADER II, ADRI Valladolid Norte, en combinación con los ayuntamientos estudiaron la forma de consolidar las ruinas mudéjares abandonadas, con los objetivos de o bien afianzar estos vestigios de la cultura terracampina para generaciones futuras, salvaguradando los elementos arquitectónicos más valiosos, o bien darles un nuevo uso que posibilitase el mantenimiento de estos edificios: surgiendo de este proyecto las torres-miradores de San Andrés en Villalba de la Loma, de Santiago en Melgar de Arriba y la consolidación de San Juan en Moral de la Reina, San Pelayo en Villavicencio de los Caballeros y El Salvador en Gordaliza de la Loma; constituyéndose estas dos últimas, con otras actuaciones, en torres-miradores.

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